16 de enero de 2010

LA PRIMERA FLOR


Aún recuerdo la primera vez que tú me diste una flor:

mis manos, nerviosas, temblorosas,
la acariciaban, la olían, la admiraban.
La rosa quizá algo marchita,
pero ¡llena de tanto amor!,
estaba más bella aún.
Su olor inundaba nuestro momento,
y nos mecía en una somnolencia romántica.
Aquella rosa, roja, como tiene que ser,
estaba llena de todo lo bueno de nosotros dos,
del amor.
Muchas tardes después, seguía recibiendo tus rosas.
Rosas que  te herían.
Rosas que en tus manos florecían.
Pero aquella primera flor,
se quedó prendida en mi corazón.
Cuando se marchitó del todo,
le arranqué dos pétalos,
y me quedé con ellos,
para que su recuerdo se mantuviera siempre,
y me trasladara a ese bello momento.

Jaén, 1980
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1 comentario:

Laura Piñero dijo...

Mi primera flor no me gustó...me la regalaron después de una discusión para reconciliarnos...Pienso que antes hay que regalarlas sin haber discutido, por regalo improvisado como muestra de amor...