Mostrando entradas con la etiqueta despedida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta despedida. Mostrar todas las entradas

31 de enero de 2010

MI ABUELITO

 














Jaén, 2-enero-1985

Mi abuelito era, pues, mi abuelito.
Alto, delgado, con esos andares algo patosos, con esos andares despistados...
Le gustaba jugar con los nietos, ¡cuántas veces aguantó, en sus hombros a esa nieta que quería ver el gato en el tejado, o quería subirse a un árbol!, ¡cuántas veces retozó entre la hierba con sus nietas pequeñas!.
Le gustaba enseñarnos lo que él había aprendido, lo que a él le gustaba.
¡Cómo se alegraba cuando su nieto mayor decía de salir a cazar, temprano, con el arma dispuesta y las botas puestas!.
Le gustaba reirse con nosotros, y se achicaba y achicaba hasta asemejarse a nosotros, compartiendo nuestros juegos, nuestro humor, nuestra risa..., y de pronto crecía y crecía y era el abuelo que lo sabía todo, el abuelo honesto y emprendedor.
Aún recuerdo su cabeza blanca, sus ojos juguetones tras las gafas y esa sonrisa que siempre guardaba para nosotros.
Aquel día que decidió hacer unas migas e invitarnos. Subió a casa, se puso el mandil y allí estábamos todas a su alrededor pelando ajos, partiendo la carne, y él cantando, animándonos.
Y se reía, siempre se reía. Esa vitalidad, esa fuerza y esa alegría que tenía, nos inspiraba dulzura y nos hacía quererlo más y más.
Era, pues, nuestro abuelito querido, el que siempre deseábamos ver entrar, con su innegable encanto.
Era mi abuelo, era porque se fue, se lo llevaron una triste madrugada del 18 de junio.
Él solo, en la carretera, en la oscuridad de la noche, cuando un coche pasó veloz y le arrancó la vida, le arrancó la alegría  y todo lo que llevaba encima. Ese coche nos robó algo muy grande, muy preciado, aquella persona que nos hacía reir cada vez que nos visitaba. Y eso que ya teníamos el dolor de otra gran pérdida.
Siempre con chistes, con sus locuras, sus palabras cariñosas...
Era un gran abuelo, era un gran padre.
¡Qué feliz era cuando podía ayudar a sus hijos!
Cuando llegaba a casa, después de una excursión al campo, y desde la ventana de mi abuela, llamaba a mi madre, dos pisos más arriba, diciendo:
- ¡El Corsario!
Manzanas, patatas, pimientos, etc..., todo eso lo traía, como un regalo, y su sonrisa era grande.
Y nos hacía felices, con su gran tesoro, para nosotras.
Aún recuerdo su cara quieta, cada vez más blanca, en ese ataud cerrado, y esa boca cerrada, tantas veces sonriente..
Era él y no era. ¡No podía ser!
Ahora, seis meses después de su muerte, aún está en mi recuerdo, cada vez más vivo, y estará siempre, porque lo echo de menos, y me siento rara al no verlo entrar con esa sonrisa suya.
Me quedé sin algo precioso en mi vida, pero su recuerdo me acompañará, y todos llegarán a conocerlo, porque él era y es... mi abuelito.
De pié, a la izquierda, con Mª Trini en brazos
Varias imágenes antiguas de cómo mi abuelito estaba siempre rodeado de sus nietos y nietas. Así era él.
__________________________________________________

28 de diciembre de 2009

COMO EL CRISTAL

Esto lo escribí unos meses después de que mi hermana Ana Mari se fuera de nuestro lado.
Esto sería finales de 1982..
No sabía ni que lo había escrito, me lo encontré anoche, repasando esa vieja carpeta azul, que ya está descolorida por el tiempo, donde tengo todos los escritos que he ido encontrando.


"Como el cristal se parte, así se parte mi corazón, cuando vienen a mi mente tantos y tantos recuerdos.
A veces, se parte de alegría, porque he vivido momentos dignos de alegría, dignos de recordar: cuando era pequeña y jugaba con mis hermanas y nos divertíamos con cualquier tontería. Cuando un simple trapito de mamá nos hacía sentirnos las damiselas mejor vestidas; nuestros sueños se hacían realidad, nuestro mundo se llenaba de ilusión, de luces, colores y estrellas.
Pero con pesar recuerdo estos momentos, porque no volverán, y porque las protagonistas de estas escenas han desaparecido.
La estrella principal no terminó su carrera, porque una noche, cuando las estrellas estaban despistadas, quiso reunirse con ellas, y no le pidió permiso a sus compañeras de reparto.
La luna extendió sus brazos, pero llegó demasiado tarde para salvarla, y ante lo inevitable, se la llevó con ella.
Todo se tornó más negro aún, y hasta el silencio se hizo llanto.
Las otras protagonistas han ido decayendo , poco a poco, como la espuma.
En un principio, todos se unieron en torno a ellas, todos mitigaban su dolor, arropándolas; pero poco a poco se han olvidado.
Ya no son la alegría del teatro.
Ahora no representan escenas de amor, ni de risas, porque una pieza clave les ha fallado.
Y la noche, con una leve sonrisa, se alegra; está contenta porque ha ganado una estrella, y desde ahora, todas las noches, una estrella iluminará el firmamento, que brillará con fuerza, para que desde la tierra podamos admirarla y decir, entre lágrimas y sonrisas: ¡Allí está!
 Y una frase se quedó grabada en nuestros corazones y nos acompañará hasta el fin:
- Espéranos, la felicidad está en tí."
__________________________________________________

19 de diciembre de 2009

DESPEDIDA A JAÉN


Jaén, mayo de 1986

"Jaén, tierra de olivo y señorío. Jaén, olvidada de una Andalucía próspera.
Ahora que llega el momento de irme, quiero dedicarte unas palabras: palabras sencillas que quieren expresar, o intentan expresar, lo que eres para mí, porque Jaén, tú eres parte de mí.
Los que me dieron la vida, nacieron en esta tierra; aquí tienen sus raíces y aquí se conocieron. Pasearon su amor por tus calles empedradas, por esa concurrida calle Maestra; y culminaron su amor un día claro pero frío de febrero.
Tuvieron que abandonar su Jaén querido, para vivir en otra ciudad, pero teniendo siempre en su mente la imagen del "Abuelo", la estampa majestuosa de la catedral, el silencio y el olor a antiguo de sus calles.
Venían muy a menudo al Jaén de su infancia; y una noche de feria de octubre, feria de San Lucas, con el olor a algodón dulce, con el ruido de la música popular aún en sus oídos, hubo una comunión de amor tan perfecta que encargaron un bebé, en esa noche folclórica de este mi amado Jaén.
Y yo, desde pequeña, conocí la gente sencilla, el amor a lo natural, a lo de siempre. Y cada año volvíamos a sentir el calor de agosto, el frío de una Navidad, con olor a gusanillos y alfajor. Y en Semana Santa, volvíamos también, a compartir con sus gentes el fervor hacia "El Abuelo", con la leyenda a sus espaldas, como esa cruz pesada.
Y lejos de Jaén, ese disco que mi madre guardaba: "El Himno a Nuestro Padre Jesús Nazareno", tantas veces oído y llorado por ella, porque el oírlo emociona y llena la sangre de fuerza.
Pero ahora te quiero aún más, Jaén, cuando he llegado a conocerte, cuando he tratado con tu gente y he llegado a quererla.
He vivido aquí, he andado tus calles, subido tus cuestas, tomado el sol en tus bancos; he bebido agua fresca de tus fuentes.
Aquí pasé mi juventud, mi adolescencia, o parte de ella. Aquí conocí lo que era la verdadera amistad, y conocí al primer chico que hizo latir fuertemente mi corazón. Aquí sufrí las primeras penas de amor.
Comencé a tener ideas propias, a saber opinar como persona medio adulta. También aquí conocí el dolor.
Y después de tres años, me marché. Lloré tu ausencia, porque me hacías falta. Algo tenías que me atraías, como imán, siendo Jaén, como eres, una ciudad pequeña, casi olvidada por los demás. En esos tres años que pasé día a día conociéndote, te amé más.
Y de nuevo, otros tres años separada de tí. Y otra vez de regreso, volví a tí de nuevo, y de nuevo sentí que mi corazón te pertenecía. Aunque el regreso fue doloroso, y tú estabas ahí para acogerme, para consolarme.
Han vuelto a pasar otros tres años, y me voy para siempre. Me voy porque mi hogar está fuera. He dejado en otra ciudad a la persona que he elegido para compartir mi vida.
Nunca te olvidaré. Eres mi raíz, mi esencia. Yo soy tú. Para conocerte, basta conocerme a mí; o al contrario.
De tí he aprendido, de tu gente, de tus costumbres, de tus tradiciones...
Y aquí dejo un trocito de mi corazón, porque siempre te llevaré conmigo, y te defenderé contra todos los que quieran ofenderte.
Y suenas bien: JAÉN."
__________________________________________________