29 de diciembre de 2009

POEMAS A MI PRIMER AMOR

Catorce años tenía yo. Hacía poco que habíamos venido de Bilbao, donde estuvimos dos años. Llegó septiembre, y después de asistir a la primera clase del Instituto, fuimos a la papelería para comprar los libros y el material escolar. Iba sola. La papelería estaba llena de chavales de mi misma edad, y de padres. Hasta la puerta. Yo estaba justo ahí, en el escalón, y junto a mí, un dependiente de la papelería, controlando que nadie saliera sin pagar (se lo habían ordenado sus jefes). Se me cayó algo de las manos, y cuando me agaché a cogerlo, al levantar la mirada, estaba ahí, frente a mí, con sus ojos azules, y el cabello rubio. Nuestras miradas se cruzaron, y la mía se quedó prendada de la suya. Parecía un actor. ¡qué guapo! Además, tenía un brazo escayolado, y eso me inspiró mucha ternura, se me disparó mi deseo de curarlo, de mimarlo (quería ser enfermera).
Desde aquel día, mi visita a la papelería era continua: de pronto me hacía falta un bolígrafo, o no tenía goma de borrar, o necesitaba un sacapuntas... Cualquier excusa era buena para acercarme por allí y verlo, tras el mostrador.
Mis amigas se cansaban de mí porque les hacía dar un rodeo para pasar por allí, cuando íbamos o veníamos del instituto.
Este amor adolescente duró más de un año. Un año mi corazón latiendo por él. Enamorada de su voz, de sus ojos, de sus labios, de su cabello... Primero en silencio, luego sin disimular.
Me ponía colorada cuando me miraba. Las piernas me temblaban cuando para darme lo que había comprado, o el cambio, rozaba mi mano...
Al final, nos hicimos amigos. Pero no pudo ser. Él era mayor que yo cinco años, y tenía novia. Incluso mis amigas y yo fuimos a la Iglesia cuando él se casó.
Mis amigas me decían que saliera con otros chicos, que me olvidara de él, que no podía estar con él.
Pero a mis 14-15 años, era muy madura. Pensaba que estaba enamorada de él, y que nada lo cambiaría. Conocía la situación, la aceptaba, y no pretendía cambiar nada. Pero no podía mandar sobre mi corazón, ni mentir, ni poner a otra persona en su lugar porque él no me quisiera.
Y esto duró casi un año y medio, hasta que conocí a otro chico, y poco a poco me fue gustando y me fui olvidando de él. ¡Bueno, nunca me olvidé de él, pero ya no temblaba cada vez que pasaba por su lado!.
.
Aquí os dejo algo de lo que escribí en aquel momento. Muchas otras cosas se han perdido.
"Un amor que nunca llegó a cuajarse,
una esperanza olvidada en la calle,
una sonrisa hecha llanto en un baile,
un sentimiento cortado por un sarcástico "No",
dos letras insignificantes truncaron mi amor,
y dieron cauce a mi dolor".

"Un silencio agotador se posó en mi alma,
mi corazón lleno de amor, se quedó sin aliento,
la tristeza me invadió, me quedé sin calma,
lo ví todo negro, mi pesar, mi sufrimiento".

"Las hojas mustias del otoño, mi amor,
van cayendo lentamente,
al igual que mi corazón,
va muriendo tristemente."
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1 comentario:

Laura Piñero dijo...

Uffff, que me recuerda a un amor que tuve yo también, con 12 años...Él tenía 17 y se me aceleraba el corazón cada vez que lo veía. Siempre intentaba pasar por los sitios que él frecuentaba y tan agradable, siempre hablaba conmigo y yo me derretía. Tampoco pudo ser, mucho mayor que yo y yo me mudé poco después a Málaga (era cuando vivía en Almería), y volví varias veces y siempre quería encontrarmelo por la calle. Es increible el amor que se puede sentir tan pequeñita...lo peor es no ser correspondido, como el tuyo. Y ¡precioso el poema!