Hace un mes que comencé un taller de Periodismo Literario con el periodista y escritor, Guillermo Busutil. Lo imparten en Paréntesis, Asociación cultural dedicada al fomento de la literatura, el arte y la creatividad.
Tardé en escribir mi primer ejercicio. Y después de darle vueltas a varios temas, empezar desde distintas ópticas, el día a día de mi trabajo me dio la clave para la que escribí definitivamente. Y no creas que lo hice meditándolo, no, basada en el cabreo y la hartura de un hecho cotidiano.
Por:
Mª Ángeles Sánchez Serrano
Que
digo yo. ¿Y tantas máquinas, para qué? ¿Nos facilitan de verdad la vida?
Cierto
es que las administraciones, en pos de prestar mejores servicios a la
ciudadanía, implantan el servicio de atención telefónica, la centralita. Ésa
que te atiende repetidamente:
-
¡Está Vd. llamando, al ayuntamiento de….! ¡Ya
empezamos!
-
Si quiere hablar con planificación, pulse uno. Si desea hablar con Informática
pulse dos, o con Servicios Generales, pulse tres. Y así, una retahíla de
servicios y números, pero el tuyo, no está.
-
Y si no, en breves momentos le atenderá un operador. ¡vale, mejor espero!
Piiii,
piiii, piiii, o música enlatada por respuesta.
Las
empresas suministradoras de estas centralitas pregonan a los cuatro vientos,
que la utilización de estos aparatos supone una solución práctica y sencilla.
Sencilla para mejorar los resultados y la comunicación en las empresas, incluso
con el exterior. Y un ahorro económico para las mismas, importante, que no
pongo en duda.
-
Sí, sí, todo eso está muy bien, pero ¿a
mí quién me atiende?
Y ya no te digo si me salta el contestador y
tengo que dejar el mensaje... ¡ay,
si es que hasta nerviosa me pongo! Y
eso que una, para estos casos, tiene sus estrategias. Me preparo, me imagino
que tras ese aparato hay una persona que me escucha, y entablo una conversación
a dos, donde sólo habla una, yo.
Que
sí, que estoy de acuerdo en que cuando atiende una de estas centralitas
virtuales, me atuso el cabello, alzo los hombros y me preparo para hablar con
una empresa moderna y actual. Y seguro que dispone de muchos departamentos, y
una gran plantilla, que hace de ella una empresa potente.
También
sé que para cualquier persona que trabaje por su cuenta, si no tiene un
contestador que atienda sus llamadas, la cosa se complica: llamadas perdidas, clientes
que se pierden, el perro que ladra más de la cuenta, ante una llamada
persistente… Optimización del trabajo, lo llaman. Y como decía el presidente
americano, Benjamín Franklim, "El tiempo es dinero", y que en cualquier entorno empresarial es una realidad muy presente que cobra especial importancia para personas emprendedoreas, autónomas y que dirigen medianas o pequeñas empresas.
¡Pero
por favor, esas centralitas, que funcionen! A ver, servicios generales uno, planeamiento
dos, ¿y quién resuelve mi tema? Y después de repetir lo mismo dos o tres veces,
y con un mosqueo del 10, se corta, y me quedo a dos velas. Tiempo perdido.
Lo
que más me preocupa de todo esto, es que se desvanece el carácter humano; esa
voz que te resulta familiar y que sabe dónde se ubica cada uno de sus
trabajadores o trabajadoras, porque a mí, tanta voz metálica enlatada, me desubica.
Leí
hace poco que los países en desarrollo deben abordar cuestiones técnicas y
socioecnómicas para introducir la telefonía virtual y a tal efecto se ha creado
un Grupo de Expertos, nada más y nada menos, que desempeñan las tareas
definitivas para la introducción de la telefonía IP. ¡vamos, que serio es, un rato!
Pero
en la retina de nuestra memoria histórica están aquellas operadoras con
auriculares, sentadas ante unos paneles con agujeros y muchos cables, que insertaban
con maestría y rapidez, y ponían en comunicación a todo el mundo.
Es
más, aunque esté de acuerdo en que la evolución de las telecomunicaciones es
imparable, que el trabajo que se realiza va en beneficio de una mejor comunicación entre la
ciudadanía, y todo eso… llámenme antigua, pero es que yo, prefiero la comunicación más
personal.
-
¿Dígame? ¿En qué puedo atenderle?
Málaga, mayo de 2016
NOTA. El reconocimiento de mis compañeros y compañeras ha sido casi unánime, y del profesor, que me felicitó y eso me animó a continuar con los ejercicios sin tanto miedo.
Irónica y rápida, fresca con un lenguaje coloquial y atractivo. Y que tenía el estilo de la escritora y periodista Luz Sánchez-Mellado. ¡Casi ná!
También se comentó que era la única que había puesto el texto con foto y todo, como se suelen presentar estos documentos en las revistas o publicaciones donde aparecen.
Un compañero también añadió que había metido sonidos a la columna, y que gustó mucho en general.
También se comentó que era la única que había puesto el texto con foto y todo, como se suelen presentar estos documentos en las revistas o publicaciones donde aparecen.
Un compañero también añadió que había metido sonidos a la columna, y que gustó mucho en general.
4 comentarios:
¡Pues ya estabas tardando en escribir, bonita!El tema, actual y divertido. Porque no hay otra manera de enfocarlo. Yo, que estuve más de dos meses hablando con los servicios de atención telefónica para ver si me solucionaban una avería de Telefónica precisamente, cuando logré por puro milagro que me atendiera alguien, solté: "No sabe usted cuánto me alegro de hablar, por fin, con un ser humano". Y me quedé tan pancha. Sigue escribiendo, que tienes madera, guapa. Besitos.
Muchas gracias, preciosa. Esto me da ánimos para seguir haciendo algo que me gusta. Gracias sobre todo por leerme.
Me ha encantado, tiene una redacción muy fresca, muy de verdad... Estoy totalmente de acuerdo contigo, me quedo con la atención personal, y me gusta muchísimo cuando llamo a algún sitio y escucho eso de ¿ en que puedo ayudarle?. Sigue en tu empeño, me gusta muchísimo leerte. Un beso
Muchas gracias. Vuestros comentarios, además de alimentar el blog, me aaniman a seguir haciéndolo. Gracias, de verdad.
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