9 de junio de 2010

CARNAC. MI VIAJE A BRETAÑA (3ª parte)

Sábado 24 de junio. Hoy hemos cogido el autobús para ir a Carnac. Casi todo el camino lo hicimos en él, aunque de vez en cuando parábamos para ver algo interesante que nos encontrábamos.
Carnac. Población francesa cerca de Lorient, en la bahía de Kerbihan.
Carnac es célebre por sus monumentos megalíticos. Los dólmenes y los menhires.
Los dólmenes son grandes bloques de piedra colocados horizontalmente sobre dos o más piedras verticales que sirven de soporte.
Los menhires son piedras que se hincaban verticalmente en el suelo a modo de mojones.


Todos estos raros monumentos son trozos grandísimos de piedra. Los normales suelen medir 5 y 6 metros de altura.  Pero el mayor que se conserva mide unos 21 metros de altura y pesa cerca de 350 toneladas.
Estos grandes trozos de piedra están alineados de una forma sencilla, pero al contemplarlos se puede admirar su belleza natural.
Son las primeras manifestaciones que se han conservado de la existencia de los primeros hombres. Son mucho más antiguos que  las cavernas más prehistóricas.
Todas estas piedras se encuentran orientadas al sol, ya que en esos momentos éste era uno de los dioses más importantes. Admirando estas piedras te quedas sorprendida, porque no puedes llegar a creer que el hombre haya podido mover los enormes trozos que se pueden ver.                                                                                          Experiencia personal:  En Carnac estuvimos una media hora nada más, pero sólo queríamos hacer fotos a todos los monumentos, porque era tan grandioso lo que estábamos viendo, que no queríamos perdernos ningún detalle. Nos parecían grandiosos y fabulosos.      Nunca pensé que vería algo así, y eso era muy grande para mí. Es impresionante, no se puede explicar en un papel, porque no os lo váis a creer.   Don Pablo nos explicó muy bien todo, y después, Ana Rosa y yo, seguimos comentando todo lo que habíamos visto y nuestras impresiones.
Después de estar en Carnac, paramos en una playa y algunos se bañaron, pero el agua estaba muy fría y hacía mucho frío.
Por la tarde llegamos al albergue de Juventud, que es maravilloso. Está a pocos kilómetros de la ciudad, y cerca de la playa, en los límites de Pond de Ter.Todo era como un sueño. Dejamos todo el equipaje en una sala y fuimos a cenar.
Después de cenar fregamos todo el comedor y nos dieron nuestras habitaciones. Eran muy bonitas, con 2 literas con dos camas cada una.
La habitación era muy amplia,  y tenía de todo: armarios, lavabos, espejos, una mesa y sillas, y la vista era de ensueño. Daba al lago.

También podemos ver que el hombre en esos momentos  ya tendría algo de inteligencia, porque todas las piedras están alineadas y todas frente al sol, y esto no puede ser obra ni de la naturaleza ni de los animales.

Sobre todas estas piedras, a lo largo de la historia, se han contado muchas leyendas. Algunas no son verdad, pero pueden tener alguna pequeña raiz verdadera.
Don Pablo, el jefe de estudios, fue quien nos habló de toda esta historia y nos contó una de esas leyendas.
dice que un rey estaba perseguido por unos malvados. En ese momento invocó al rey Sol e hizo que todos los soldados que le venían persiguiendo se convirtieran en piedras, y por eso están todas alineadas.
Todas estas leyendas son un poco más difíciles de creer.
En Carnac es el sitio más importante donde se encuentran los dólmenes y los menhires, por su abundancia.
También se encuentran en otros lugares, pero no son tan importantes. En Carnac puede haber millares.
Estas rocas se yerguen como misteriosos testigos de un lejano pero grandioso pasado que se remonta hasta el segundo milenio antes de nuestra era.
Después de cenar fuimos entrando en las habitaciones de las amigas, y cambiando impresiones sobre nuestras habitaciones.
Después, ya más calmadas, fuimos a dar una vuelta por ahí, y después al salón, donde estuvimos hasta las 11'30 cantando y bailando.
Al subir a nuestras habitaciones ninguna tenía sueño, así es que nos pasábamos de unas a otras y charlábamos un rato.
cuando todas se acostaron nos quedamos Mª Carmen Gallego y yo en su habitación charlando y jugando a las cartas.
Así estuvimos hasta las 4'30, que ya no podíamos tener los ojos abiertos y nos fuimos a dormir.
Domingo 25 de junio. Nos levantaron a las 8 de la mañana para ir a desayunar, pero yo no tomé nada porque no tenía apetito. Salimos cerca de las 9.
Hemos pasado por varios pueblos, pero no hemos parado en todos. Lo que sí hemos visto muchos pueblecitos con puerto. Son todos muy bonitos.
Cuando hemos ido a comer, fumis al lado de donde pasaba agua, en unos bancos.
Allí nos paramos a comer. Ana Rosa fue a abrir una botella y se cortó un dedo.
Fuimos a un bar porque le salía mucha sangre y le atendieron muy mal.
El profesor le hizo una cura de urgencia, y casi todo el camino de vuelta lo pasó conmigo y fuimos las dos hablando de cosas importantes. A mí me gusta mucho oírla, y que ella me escuche.
Llegamos a St. Aubin a las 7'45 y estaba lloviendo. Tuvimos que esperar a que vinieran a por nosotros. Ana Rosa se fue al médico.
Vino la madre de Pierrich, y nos llevó hasta la casa de Jacqueline.
Por la noche comí muy bien, chuleta con patatas fritas y fresas, que me encantan. Las fresas las cogen la familia de Jacquiline de un pequeño huertecito que tienen. ¡qué ricas, nunca las había visto!
Lunes, 26 de junio. A Ana Rosa le han dado un punto, y le han puesto la inyección del tétano.
Después de comer, como siempre, le hicimos una visita a la Patisserie, para alimentarnos.
Esto, por si se me olvida, es porque la comida de aquí no nos gusta mucho, no estamos acostumbrados y entonces un día descubrimos una tienda donde había muchos pasteles, muchos panes y muchas tartas muy ricas, y se llama Patisserie. Así es que allí quedábamos para comer.
Por la tarde fuimos a cenar a casa de Marca. La comida era buenísima, al estilo español. También bailamos y nos divertimos mucho. Si mi madre me viera ahora, comiendo todo lo que me ponen, que sea de comida española, porque nos la comemos con muchas ganas.
Martes 27 de junio. Anoche llegué a casa a las 1'30. Hoy los españoles juegan un partido de fútbol con los franceses. Casi todas fuimos a verlo. Al final del partido ganó España por 7 a 2. Y es que, ...¡son fenómenos!
Después de terminar el partido fuimos a ver a la profesora Ana Mª Arnal, que había llegado del instituto de Liffé. A mí me dio mucha alegría, porque hacía mucho tiempo que no la había visto.
Alrededor de la 1 nos fuimos a Monazé para almorzar allí, porque fuimos invitados a comer, ¡nada más y nada menos que PAELLA! Fuimos unos 30, todos los que estábamos en St. Aubin. La paella estaba de ¡rechupete!
Después de comer estuvimos bailando, con música moderna y de todas clases.
Aquí fue la primera vez donde bailé rumbas.
Cuando llegué a St. Germain, el padre de Jacqueline me llevó a Melesse, donde pude ver las maravillosas casas que allí habían. Eran todas de ensueño. Las calles eran largas, y en ellas estaban situadas linealmente las casitas. Para mi parecer era un pueblo muy bonito.
No encuentro fotos de todo esto, (aquí apelo a la amabilidad de mis compañeros y compañeras de viaje, que seguro que alguna tienen y quieren compartir. Espero ansiosa).
Aquí dejo algunas fotos que he sacado de Internet.
Al llegar a casa hice dos tortillas de patatas a la familia. Se quedaron extrañados cuando la estaba haciendo, pero cuando la probaron me dijeron que estaba muy buena.
A las 8'30 de la noche vinieron Marisa, Mercedes, Françoise y Thérèse a por nosotras para ir a una fiesta. Al principio no nos gustaba el ambiente. Queríamos a toda costa ver allí a un español, pero Juan no vendría. La fiesta era en un pajar, en la parte de arriba. Allí hay muchos pajares que se utilizan para fiestas. Los franceses cerraron todas las ventanas, y ponían música muy suavita para bailar con nosotras. Marisa y yo no queríamos bailar así, y nos msirábamos la una a la otra a ver qué podíamos hacer.
Me sentía incómoda, y estaba todo muy oscuro. Yo veía manos por todas partes.
Entonces se me ocurrió hacer que estaba mareada, y que necesitaba aire. Yo no paraba de decir que me mareaba, que necesitaba aire, que hacía mucha calor, y Marisa corría a abrir las ventanas. Los franceses decían que no, pero al final las abrieron. Y no hacía calor, estaba lloviznando. pero así nos quedamos más tranquilas.  (Años después aún recuerdo esa anécdota como algo que nos importaba mucho en ese momento. Eran situaciones que ahora son ridículas, pero en aquel entonces, con 15 años, recién salida de tu casa, cuando antes no se salía tanto, etc..., pues nos daba miedo. Además nos habían contado muchas cosas de los franceses, y las dos estábamos muy tímidas y separadas de ellos).

Llegamos a las 11 y estuve escribiendo un rato.

                Próximo capítulo: Le MOnt-Saint-Michel

1 comentario:

José Ramón dijo...

Que bonitas tus palabra.
Gracias por sus visitas y sus comentarios un feliz domingo para todos/as
Saludos

Muy buenos trabajos en este blog
Un cordial saludo de…
Abstracción textos y Reflexión.