Desde el balcón de la casa de mi abuela Cristobalina, en Jaén, en la calle Maestra, se veían pasar las procesiones de la Semana Santa.
Allí estaba yo, una noche, cuidando de mis primas Mª del Mar y Lourdes.
Y Mientras se escuchaban los tambores y trompetas, y la marcha de Nuestro Padre Jesús "El Abuelo", y veía dormir plácidamente a mis primas, me entretuve en esto:
Allí estaba yo, una noche, cuidando de mis primas Mª del Mar y Lourdes.
Y Mientras se escuchaban los tambores y trompetas, y la marcha de Nuestro Padre Jesús "El Abuelo", y veía dormir plácidamente a mis primas, me entretuve en esto:
"Son las 6´45 de la mañana. A lo lejos de la calle se oye el sonar de los tambores y trompetas. El aire huele a Semana Santa, a noche de Dios. La música se escucha lejana, el sonido es típico de la Semana Santa. Estoy en el comedor. Por la calle se oye gente que pasa, habla, corre, grita. El comedor está solo, con la simple compañía de mi prima Mª del Mar, que poco a poco se está durmiendo.
Junto a esta habitación hay otra un poco más pequeña. Allí está, en una cama, una niña pequeña.
Es mi prima Lourdes. Su cara es redondita, graciosa, es rubia, y sus ojos son azules, claritos como el cielo. Preciosos.
Ella no para de llorar; su llanto se eleva perenne en el tiempo. Su carita está roja, y sus ojos aparecen hinchados.
Ya se calma, pero de vez en cuando, y sin querer, se le escapan pequeños suspiros que suben hasta el techo y llegan suplicantes a mí.
Me asomo a verla, y contemplo su carita sonrosada. La mezo, la calmo, le digo lindas palabras. Vuelve a cerrar los ojos.
De nuevo llora..., calla..., silencio...
Los pájaros se escuchan ya en la Plaza Santa María y un gallo acaba de dar su grito, para que todo el mundo lo escuche. Este grito significa que el día ya está comenzando a asomar, aunque para muchos, este día aún no ha acabado.
- ¡pshhhh, Silencio! -. Parece que la calma ha llegado de nuevo, y ahora Lourdes descansa tranquilamente en su sueño.
Escucho con atención, de una habitación a otra. Mª del Mar se ha dormido y sobre su mano, apoya la cabeza, descansando las ideas de la vida. Su cabellos rubios caen sobre ella.
Los tambores se siguen oyendo, ahora más despacio, y el gallo... ¡ah! ¡Ha tenido respuesta!, otro de más allá se está comunicando con él.
¡oh! Algo ha perturbado el sueño de Lourdes. De nuevo se escucha su llanto en la tranquilidad de la noche...".
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1 comentario:
Me encanta los dos escenarios, y como los mezclas en tu narración. ¡Tambores, callad, que mi prima Lourdes se ha despertado!
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