1 de agosto de 2018

MOMENTOS EN LA ESTACIÓN

Cada momento de la vida, se puede convertir en una aventura.
Llegando de Málaga a la estación de Atocha,  me siento en un banco a comerme un bocadillo, mientras espero la llegada del tren que me llevará a mi destino, Tarragona.
Frente a mí, hay mucha gente de pie junto a sus maletas, mochilas, bebés en brazos y bolsas. Toda esa gente está mirando hacia lo alto, hacia unas grandes pantallas luminosas. Me quedo observando.
¿Qué miran, una película? ¿O quizá están consultando una publicidad, o una noticia sorprendente?
Sigo comiendo el bocadillo, y mi maleta se llena de pizcos de pan. Bebida en mano, el bolso colgado del hombro y el billete, que sostengo en mi mano y que reviso una y otra vez, vaya a ser que pierda el tren. 
La gente sigue pendiente de las pantallas, atenta sin perder detalle, y yo atenta a ella, porque sigo sin comprender, pero no pregunto, sigo dando cuenta de mi bocadillo, y pendiente de bolso, maleta y billete, una vez más.
De repente suena una voz que anuncia: "Tren con destino a..., efectuará su salida a las ...".
Ese tumulto de gente que miraba en la misma dirección, hacia el mismo sitio, arranca a andar casi al mismo tiempo y hacia el mismo lugar.
Ruido de maletas, murmullos subiendo en intensidad. Noto prisa y agitación. Y de nuevo hay vida, cuando antes solo había silencio y miradas.
Dejo la bebida a medias, enrollo el papel del bocadillo, levanto mi maleta, el bolso y mi billete. Lo agarro bien fuerte, se me vaya a extraviar , y les sigo.
No sé hacia dónde van, pero algo me dice que tengo que seguirles.
¿Habré preguntado cinco veces si vamos a Tarragona? Pues sí, es el mío, es mi tren.
Vuelvo a mirar mi billete, la pantalla y vuelvo a preguntar.
Ya montada en el tren, rumbo a Tarragona, parece que no haya pasado nada. He estado a punto de perder mi tren, mientras comía un bocadillo, teniendo la pantalla frente a mí.
Una aventura, lo dicho.

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