16 de febrero de 2012

LAS PEQUEÑAS COSAS. (microrrelato) ¿JUEGAS CON NOSOTROS?

OS ANIMO A QUE SEÁIS PARTE DE ESTE MICRORRELATO.
UNA IDEA QUE SURGIÓ DE PRONTO, Y QUE SE ANIMÓ CON LA PARTICIPACIÓN DE ALGUNAS PERSONAS. INTERESANTE, DIVERTIDA, Y ESPECIAL.
LEE LOS COMENTARIOS, EL ÚLTIMO Y CONTINÚA LA HISTORIA. EL DÍA 1 DE MARZO, A LAS 12'01 M. ESCRIBIRÉ EL FINAL DE LA HISTORIA. HASTA ENTONCES, PUEDES ENTRAR Y DEJR TU IMAGINACIÓN VOLAR. 
¿TE APUNTAS?

"Amanece, y aquel hombre de piel arrugada, que se acerca a comprar el pan para el desayuno, tropieza con una jeringuilla tirada sobre la acera.
Los recuerdos de la enfermedad de su querida esposa caen sobre él como una gran losa.
La suavidad de la luz de la mañana y el ligero perfume del pan recién hecho, le devuelven a la realidad del día a día, del encanto de las pequeñas cosas, de los pequeños momentos que llenan su soledad.
Sus nietas están a punto de llegar.”

13 comentarios:

Guisadora Duncan dijo...

Estupendo, Mª Ángeles, un relato que abre las puertas a la imaginación. Dan ganas de seguir inventando la historia, me encanta!!
Besitos

Guisadora Duncan dijo...

Distraído, pellízca un extremo de la barra de pan y lo mastica despacio, mientras palpa el bolsillo de atrás de su pantalón buscando las llaves.
Desde que era pequeño, allá en su pueblo, y su madre lo mandaba a comprar a la tahona, tiene esa manía de comer un trocito del pan recién horneado. Es el placer de sentir el crujido de la corteza, notar la miga tibia en la boca, oler la levadura de la masa.
Al parecer, su madre no participaba de lo extraordinario del momento, porque le daba cada coscorrón por hacerlo, que temblaba el mundo.
Sonríe. Sus nietas están a punto de llegar.

Laura Piñero dijo...

Abre la puerta de su casa y se dirige a la cocina. Con gran ilusión pone el mantel, las tazas y las cucharas. Prepara café para él y leche con cacao bien caliente para sus dos ángeles. Corta el pan y abre su corazón en forma de manjares: queso, jamón, aceite, mermeladas, mantequilla, galletas...todo es poco para una mañana de domingo.

Se recompone ante el espejo de la entrada y, en ese mismo instante, suena el timbre de la alegría.

Trini Altea dijo...

Se dirige hacia la entrada habré la puerta y se encuentra con sus nietos que le traen la alegría a su casa.
El desayuno en familia todo sabe mucho mejor.

Elisa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Elisa dijo...

Tras el festín, las risas, las bocas llenas y parlanchinas de sus niñas, llega el momento de bajar al parque para poder estirar un poco las piernas mientras sus nietas derrochan un poco de la energía inagotable que heredaron indudablemente de la que tenía él mismo a esa edad.
Se colocan los abrigos dispuestos a la aventura justo cuando suena de nuevo el timbre de la puerta, ¿quién más puede ser hoy?
Abre la puerta mientras sus nietas, detrás de él, no paran de charlar, cantar, moverse,... Hasta que se hizo el silencio al ver a esa persona sobre el felpudo de bienvenida a casa. Hoy iba a ser un gran día para el querido abuelo.

Jorge dijo...

"Parsimoniosamente se acomoda en el sillón, hasta el que llega agobiado, como si el cansancio de cada minuto de su vida se sumara irremediablemente en ese instante.

Cierra los ojos y se abre un camino ..."

Victoria Barcelo dijo...

El menor de sus hijos había estado fuera mucho tiempo y presentarse así… sin avisar… ¿Qué habría sido de su vida todo este tiempo? ¿Por qué se alejó de todos? Miles de preguntas se agolparon en su mente mientras ambos actualizaban la imagen que tenían guardada en su memoria comparándola con la actual, añadiendo las líneas de la edad, donde estaban grabados los sufrimientos y las alegrías.
Se miraron fijamente durante mucho rato cojidos de las manos, se abrazaban y se volvían a mirar a los ojos…hasta las nietas guardaron silencio para observar el mágico momento.

Espacio Abierto Editores dijo...

La vida siempre trae sus recompensas. El afecto se construye de añoranzas, de pequeños pedazos de encuentros. Las niñas siempre recordarán ese abrazo del abuelo y su hijo. esa mañana olorosa a café, a pan recién horneado, a sabor de eternidad. Miro desde la ventana y el abuelo permanece en sus oficios de siempre. Observando con paciencia cada movimiento de vida porque cada movimiento es su propio andar.

Mª Ángeles Sánchez dijo...

Muchas gracias por vuestra participación. EStoy encantadísima y feliz, y eufórica.
Gracias Maricruz, Gracias Laurita, y Trini Altea (¡madre mía, qué honor!), Y Elisa, Eli... qué sorpresa más agradable me he llevado, y además que me ha gustado muchísimo..., y a mi amigo Jorge, que gracias a él estoy escribiendo, animándome aunque me dé vergüenza..., y a Victoria Barcelo, que le ha gustado la iniciativa, a través del diario digital MALAGAALDIA.COM, y ha participado también, con mucho acierto.. Y a Ingrid Chicote (¡otro honor!). Gracias.
Hoy me acuesto con una sonrisa amplia.

Victoria dijo...

Hola Maria Ángeles: me ha encantado tu iniciativa pero no se como sigue esto...se ha terminado ya? o se espera que continúe el relato?
un saludo.

Maite dijo...

Es una buena iniciativa, la escritura y la imaginación son las mejores terapias, incluso para el abuelo ;)

Toñi Sánchez "Mi Cocina" dijo...

Se fundieron en un largo abrazo y con lágrimas aún en sus ojos, sin soltarse de su padre, pudo ver que todo continuaba igual, cada cuadro, los muebles, la misma música en la vieja radio, el jarrón con flores blancas: lirios, llamanovios, nardos..aquellas flores que tanto le gustaban a su madre.
Miró a sus sobrinas y vió en sus caritas, los ojos negros almendrados de su hermana que tanto se parecía a aquel ser que le dió la vida y a quién sabía que no iba a poder ver a su vuelta.
Ese tiempo tan alejado de sus seres queridos, obligado por el destino y la distancia.
Faltaba ella, pero..........