¡Bueno, cualquiera que haya leido esto pensará que es un relato muy bueno!
la verdad que no estoy contenta con él, ha sido un poco forzado.
Comencé este taller gracias a Laurita, una vez más. Ella estuvo trabajando hace un tiempo en la biblioteca Pública de Arroyo de la Miel, y recibió la información de este taller.
Conociendo mi interés por dichos cursos, me lo comentó y nos apuntamos.
Ha durado de marzo a mayo, dos miércoles al mes.
Ha sido interesante.
Durante muchos años he estado muy despegada del mundo de la literatura, sólo la lectura de algún libro que otro.
Aquí he conocido gente que sí estaban acostumbrados a escribir, a asistir a talleres de esta índole, a presentarse a concursos, a escribir libros, e incluso alguno de ellos, han obtenido algún premio en algún certamen o concurso de escritura.
Es un mundo precioso y enriquecedor del que me gustaría formar parte.
Pero como siempre hay un pero, durante este tiempo he estado más ausente de lo normal, algunos problemillas que me tenían preocupada. El estrés y la ansiedad se había instalado en mí y no me dejaba tranquila. La mente no estaba preparada para inventar historias, o hilar las palabras para que tuvieran un sentido, para que llamaran la atención del lector. No me concentraba y eso me apuraba aún más.
De todas formas he aprovechado todo lo que he aprendido, y de ahora en adelante intentaré poner en práctica lo aprendido.
El pasado 30 de junio tuvo lugar la entrega de los diplomas y un ejemplar del libro con los relatos de los participantes en el taller. La mayoría son muy buenos. El mío está ahí. ¡Bueno!
MI PRIMER RELATO PUBLICADO. jajajajja, pues nada, de aquí al Nobel.
MI RELATO:
LA NADA
Me llamo Elena, tengo diez años, y ya soy mayor.
Es tarde ya, pero quiero seguir despierta leyendo el tebeo que me gusta, o viendo de reojillo la película que mi madre no quiere que vea. ¡Qué aburrimiento! Me dice que tengo que ir a dormir, que es muy tarde. ¿Y por qué tengo que ir a la cama si no quiero?
Siempre me dice que haga cosas que no me gustan; y si no la obedezco, me regaña. No lo entiendo, ¡todos los días igual!
Me levanto y ya me tiene preparado el colacao con la yema del huevo, ¡qué asco! Mi mamá dice que es muy bueno, que tiene muchas vitaminas y que tengo que engordar, que estoy muy flaca. Y me regaña, porque siempre -no sé por qué- se me cae la mitad al suelo.
Mis hermanas ya están vestidas para ir al cole, y´yo todavía estoy poniéndome los zapatos y mi mamá detrás de mí, con el peine a ver si puede desenredarme estos rizos.
- ¡Ay, que me haces daño!
Y ¡zas!, ya se ha escapado una torta y me la he llevado yo.
- ¡Pero si yo no he hecho nada!
Nos vamos al cole, y allí, mi amiga Victoria, me pidió una galleta de chocolate porque la monja sólo le dio una. Me fui al cuartillo que hay debajo de la escalera y me encontré un paquete, y la monja nos ha pillado y después ha llamado a mi madre. No sé, pero mi mamá le ha llevado un ramo de flores y las dos, mi madre y sor Juana, se veían muy enfadadas.
Y por la tarde, todavía le quedaba a mi madre alguna que otra torta por ahí, y otra vez la he pillado yo cuando he chillado más fuerte que mi hermana. ¡Claro, ella me ha dado un pellizco y se ha ido pronto sin que mi madre la viera! ¡Siempre yo!, ¡No es justo!
Ya sí es de noche, y me voy a la cama porque si no mi madre se va a enfadar otra vez, y seguro, seguro, que alguna torta tendrá guardada para mí. ¡La conoceré yo!
Mis hermanas ya están dormidas, ¡qué mala suerte! Todas las tortas que se le han escapado a mi madre me las he llevado yo. No lo entiendo.
Las sábanas están frías. Me tapo la cabeza, no quiero ver la luz, ni que me vean, así pensarán que estoy dormida. Ya no suena la tele, pero ¿hay tele?
Todo es muy extraño. Me tomé el cola-cao con la yema, pero no sabía a nada. Y luego me puse los zapatos y me peiné sola, ¿o no? ¿De qué color eran los zapatos?
No recuerdo lo que hemos comido, ni la cara de mis hermanas y mis padres. Y mi mamá no me ha pegado ni una sola vez, ¡Yupi! Pero tampoco recuerdo el babi del colegio, ni a sor Juana detrás de mí pegando voces: "¡Las galletas, las galletas!". ¡Yupi, pues no es tan malo!
Que las flores no las llevó mi madre. ¡No, eso no me ha ocurrido a mí!
¿Y mi cole? Ya no está, tampoco mi casa. Mis hermanas y mis padres han desaparecido, y ya no tengo que leer esa aburrida cartilla. Tiemblo.
Pero, ¡qué raro!, ¿dónde está la mesa y la silla y mis tebeos? No los encuentro. NO ha pasado nada, no hay casa, no hay calles, no hay barrio, ni ciudad. No hay ruido, ni luz, ni estrellas.
-¡Mamá, mamá!, ¡Qué raro, no me oigo!
Me tapo con las sábanas, pero ya no sé si estoy durmiendo o estoy despierta. ¿qué me pasa? Me toco la pierna,¿qué pierna? No tengo manos, no tengo piés. No, no, no soy nada.
Me tapo más fuerte, tengo que dormir, tengo que dormir...
CLAUSURA
En la clausura estuvieron Lola Buendía y Ramón Alcaraz, ambos profesores de los dos talleres de escritura creativa desarrollados en la Biblioteca Pública de Arroyo de la Miel.
Compañeros y compañeras del taller prestando atención a un acto de clausura sencillo, corto y emotivo.
Recogida del diploma. Mira mi cara de satisfacción., jajajajajja. ¡Deber cumplido!
Mirando a la cámara
La foto formal. A la izquierda de la foto, con la cabeza bien alta, Sonia Valverde, la coordinadora de las Actividades Culturales, el alma de estos talleres. Ella, junto con un buen equipo, han hecho realidad un bonito sueño. Gracias a su profesionalidad y buen hacer estos talleres se pudieron llevar a cabo.
Y AQUÍ ME VOY TAN CONTENTA CON MI DIPLOMA Y MI LIBRO (con mi relato
No me queda más que agradecer al Ayuntamiento de Benalmádena, a su delegación de Cultura, a través de la Biblioteca de Arroyo de la Miel la oportunidad que nos han brindado, y por supuesto destacar las ganas, la ilusión y la amabilidad con que nos ha tratado el personal de la biblioteca. Un beso.
9 comentarios:
¡¡Enhorabuena!!
Tú lo has dicho, este es el comienzo. Con esa ilusión que muestras va a escribir más relatos; y cada vez mejores, ya lo verás. Y es lo que pasa cuando escribimos, que sin buscarlo llega la publiciación de alguno de tus cuentos, quizá la mención en algún certamen, incluso algún premio... Pero también es cierto que la mejor recompensa es ver nuestra obra escrita, ya sea en una hoja de papel o en el ordenador. Es algo nuestro, con todo el sentido de la propiedad y la satisfacción de ver hecho realidad lo que en principio solo era una idea, esa primera idea-puntito que veíamos al comenzar el taller.
Bravo, Ángeles, te lo mereces.
Un abrazo,
Ramón
¡¡MUCHISIMAS FELICITACIONES!!, y como no vas a estar contenta mujer, si hasta milagro parece ver que enlazamos una letra detràs de la otra. Muy lindo el cuento por cierto.
abrazos y mis mejores deseos
No es poco...les has dado entidad a la nada misma a través de un relato ameno, límpido, inocente que, no obstante su simplicidad, deviene en promotor de reflexiones ontológicas.
Felicitaciones por tu primer cuento publicado !!
Hola tocaya,lo primero darte la enhora buena por tu diploma y muchas gracias por visitarme.
Desde este momento cuenta con una amiga en Coslada (Madrid) un saludo.
Mª Ángeles
¡Enhorabuena!, y el relato está genial. Jaja, qué recuerdos, de mi época de talleres literarios, hace un par de años ya. tendré que retomarlos, con lo que me gusta escribir :) :)
Buen relato, sigue así, espero que nos deleites con más creaciones de las tuyas ;)
En fin, me hago seguidora tuya. Si quieres, pásate por mi blog. No es nada del otro mundo, nada más que los delirios de una adolescente ja,ja: http://wwww.lookingformyprincecharming.blogspot.com
Besos!!
Bueno MªAngeles no había visto esta entrada, muchas felicidades!!!!! enhorabuena que ilusión!!!!! el relato es muy especial, me ha gustado mucho!!!!!!!!!!!
Besitossssss
Enhorabuena, he llegado a tu blog buscando información sobre Zuheros,y estoy alucinando contigo. Bonitos sentimientos y pensamientos. El relato muy triste, eso sí. Pero tu familia tiene que estar superorgullosa de tí. Un saludo!
¡¡Tremendo honor una escritora como tú que me diga estas palabras! Gracias, gracias y mil gracias.
Y disculpa mi tardanza, pero he tenido esto regulín... Quiero volver a prestarle la atención que se merece, porque lo necesito.
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