9 de febrero de 2010

MIS QUINCE AÑOS


Camilo Sexto, entre otros artistas, en 1977, se escuchaba en mi casa. A mi hermana Ana Mari, tres años mayor que yo, le gustaba mucho. "Alguien", una de esas canciones que escuchábamos.

Quince años. ¡Quién los cumpliera! O no, porque desde entonces han pasado muchas cosas en mi vida que no quiero volver a pasar. Pero si se pudiera volver, y rehacer todo lo que se hizo mal; decir las palabras que nunca se dijeron a las personas que no hemos vuelto a ver, que se fueron sin decir adiós.
Pero sin rencores, sin traumas, se sigue adelante, y el recuerdo, que es lo más bonito que tenemos, siempre perdura. Y se aprende de él.
Y esos quice años, que de niñas queremos cumplir, como si al cumplirlos todo cambiara para mejor y se realizaran los sueños. ¡Qué sé yo!
¡Mis quince años!

Jaén, noviembre de 1977

          Llegó el día de mi cumpleaños. Quince años hace ya que vengo dando la lata al mundo. Primero, un bebé. Sólo sabía llorar. De la cuna al cuartito, y de allí a la cama.
Pequeña, delicada, sin apenas hablar. Graciosa como nunca, pero tan indefensa. Cuidada con cariño por una mujer maternal. Mi madre, como todas las madres, orgullo de mujer.

          Los años pasan. Comienzo a ir al colegio. Mis primeros uniformes. Un babi blanco manchado de chocolate. Trabajo de esfuerzo, y yo sin cambiar.

           Mi primera mala nota, no la recuerdo, pero es igual.
          Diabluras de niña, trastos rotos, perdidos todos en el recuerdo. Ya tengo diez años. ¿Qué es eso?

           Estoy en la casa, ya me mandan trabajar. ¿Qué hago? Me aburro al fregar, no me gusta planchar, odio el barrer, el coser y el limpiar. ¿Qué hago por fin? Hacerlo con malas ganas, pero lo hago al final.

           Mi mayor ilusión es ir a comprar. Me gusta salir, llevar en mis manos una pequeña cartera, y una bolsa llena de alimentos.  Me gusta ver a la gente. Elegir y encontrar. Me gustan los colores de las frutas, de las verduras. Me gusta la gente que cuenta lo que le pasa, y a la dependienta que le saluda efusivamente, esperando cobrar. Me gusta salir de la casa, ver la luz de la calle, los ruidos de los niños que pasan jugando, y sin que mi madre se entere, así me libro de fregar.

           Soy una niña normal, juego, canto, salto, todo a la par.
          
           Tengo amigas con quien pasear.

           ¡Un traslado! A otra ciudad. En esta etapa de mi vida empiezo a mudarme a varias ciudades. Empiezo a cambiar, poco a poco.

            Mis pensamientos cambian radicalmente. Ansío con desesperación cumplir los quince años. Creo que es una etapa bonita. Sueño, mis sueños, son míos. Sueño. ¿qué puedo hacer más?

             Por fin llegó el día decisivo: ¡15 años! ¿Es algo fabuloso?
            Desde que los cumplí nada excepcional me ha ocurrido. Todo lo contrario. Parece como si el destino cruel me hubiera castigado por pensar tanto en esta época.
            Por las mañanas, con el bullicio de la gente, cuando hablo o cuando estoy ocupada en algo, soy alegre, un poco loca de vez en cuando. Pero esto no ocurre cuando mi mente está ocupada en otro tiempo.

            Al llegar la noche, o cuando hay silencio, empiezo a recordar, mis sueños, aquellos que eran míos, sólo míos, y me siento triste.
           Mis pensamientos ya no se centran en hadas, ni en bellas princesas, ahora vuelan por otros vientos, más nostálgicos.

            No logro dormirme.
           Ahora sólo me queda pensar, con una pequeña ilusión, a cumplir los dieciséis.
 
__________________________________________________

1 comentario:

..NaNy.. dijo...

Hola de visita por tu blog y me gusta pasare más veces. Saludos